PwC realizó una encuesta a 22.000 mujeres alrededor del mundo que arrojó como resultado una brecha de género significativa, mayor poder de los hombres en el ámbito laboral y demostró también que en el sector tecnológico, las mujeres son las más empoderadas.
A pesar de un repunte tras la pandemia de COVID-19, el “Índice de Mujeres en el Trabajo” (Women in Work Index) que elabora PwC no recuperó la tendencia en alza hacia la igualdad que tenía previo la crisis sanitaria global. Según el reporte, la diferencia salarial media entre hombres y mujeres en la OCDE aumentó en 0,6%, lo que en la mayoría de los países parece estar relacionado con la recuperación de los mercados de trabajo tras la crisis. A este ritmo,y basándose en la brecha salarial de género que en 2014 arrojo un 14% y en las tasas históricas de progreso hacia la igualdad salarial, se necesitarán más de 50 años para cerrar la brecha en todos los países de la OCDE.
“Si el progreso hacia la igualdad de género en el trabajo continúa a su ritmo histórico, una mujer de 18 años que comience a trabajar hoy no verá la igualdad salarial en su vida laboral. Nuestro Índice de Mujeres en el Trabajo muestra que el progreso hacia la igualdad de género en el trabajo en toda la OCDE ha sido extremadamente lento durante los últimos 10 años, con una brecha salarial de género persistente del 14 %, solo 3% más equitativa que hace una década (17% en 2011). La mejora en el Índice este año es un síntoma de recuperación económica en los mercados laborales posteriores al COVID-19, y no demuestra un progreso genuino hacia la igualdad de género”, comenta Karin Reise socia de PwC Argentina líder de Inclusión y Diversidad.
El reparto desigual del cuidado de los hijos perpetúa la «penalización de la maternidad», es decir, la pérdida de ingresos a lo largo de la vida que experimentan las mujeres que crían a sus hijos, siendo ésta la causa más importante de la brecha salarial entre hombres y mujeres, Por otro lado, el aumento del costo que implica contratar personal para que cuide a los niños, amenaza con exacerbar la desigualdad de género, al traer como consecuencia un aumento en el número de mujeres que no pueden trabajar.
A la luz de estos desafíos, es necesario desarrollar políticas que aborden los problemas a corto plazo, así como las causas subyacentes de la desigualdad. La existencia de instituciones cuyos costos sean accesibles son fundamentales para aliviar la presión sobre las madres y las familias. A su vez, las políticas por licencia de maternidad/paternidad refuerzan las expectativas de la sociedad sobre el papel primordial de la mujer como cuidadora, causándole un perjuicio económico directo tanto a corto como a largo plazo.
“Acelerar el progreso hacia la igualdad de género, proceso que históricamente es lento, exige abordar algunas normas subyacentes y las expectativas de las mujeres y hombres de una sociedad. Aún se sigue asignando a la mujer el rol de ser madre y al hombre, sostén de la familia. La pandemia resaltó las desigualdades de género existentes en el cuidado no remunerado de los niños, demostrando que las mujeres en 2020 pasaron un promedio de ocho horas por semana más que los hombres a su cuidado”, opinó Karin Reise.
Los cinco indicadores que componen el Índice son: la brecha salarial de género, tasa de participación de la fuerza laboral femenina, brecha entre la fuerza laboral masculina y femenina, tasas de participación, tasa de desempleo femenino y la tasa de empleo femenino a tiempo completo.